El Calasparra se encontró a un Muleño limitado técnicamente pero que corre sin tasa, lucha y está trabajado. Cada jugador sabe perfectamente su cometido y lo cumple, se nota además que conserva la base del pasado año.
El buen juego local en el primer período se saldó con tantas oportunidades como desacierto de cara al gol, y ya se sabe, quien perdona termina pagándolo.
Con diez jugadores cada equipo se jugó todo el segundo tiempo. El público local protestó el gol anulado al Calasparra, con empate a uno, no entendió la no expulsión del jugador número once Javi, que tenía dos cartulinas amarillas, posiblemente el árbitro se equivocó en la anotación de uno y se indignó con la señalización de faltas, fueras de juego y diversos errores más. Del 2-1 posible por el gol anulado, se pasó al 1-2, merced a un zapatazo de Juan que clavó el cuero en la escuadra local. Desquiciarse el Calasparra y crecerse el Muleño, todo fue una y así se fue consumiendo el partido que dio la victoria a los de Mula.
Los locales gozaron en la primera parte de cuatro ocasiones, una de ellas primorosa, antes y después de que Mendi, de cabeza y adelantándose a la defensa en el saque de un córner, peinara el 0-1 a las redes locales. Es más, Paco Jurado, que en esta ocasión no marcó, jugó muy brillante.
En el segundo tiempo aún dispuso el Calasparra de alguna ocasión más. También el Muleño, que pese a las circunstancias no se descompuso en ningún momento, así incluso se permitió el lujo de enviar un esférico a la madera como consecuencia de un córner inexistente en el que erró el línea.
El encuentro fue bonito en el primer período con más ocasiones por parte local, una vaselina de Paco Jurado, que milagorsamente se perdió lamiendo el palo de la meta de Cobarro, un recorte del mismo jugador que no le salió y que podía haber dejado solo a Félix Cuesta ante el portero visitante con todas las garantías de perforar su meta, y un excelente pase de Cardozo que Félix Cuesta no culminó por poco y que pudo ser igualmente ocasión de gol. Ante esto el Muleño dispuso del gol y dos ocasiones más estimables, una de ellas puso el corazón en un puño a los aficionados locales.
El segundo tiempo fue peor, porque entre los nervios del público, que lo contagiaron a los jugadores, la actuación arbitral y las clásicas reservas que el marcador impone al que va ganando, el juego se convirtió más en una lucha con poco sentido que en la elaboración de jugadas.Pese a todo ambos cuadros gozaron de tres oportunidades cada uno, pero ninguno atinó a convertirlas en gol, así que el Calasparra, que se las prometía felices, vio cómo el rival vecino se llevaba los puntos y las esperanzas de auparse al liderato de la clasificación. Los tropiezos en Santomera y el de ayer han supuesto una pequeña decepción.
(artículo escrito por José Antonio Moya)
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