Tras cinco días de celebraciones y actos tanto culturales, musicales, festivos y gastronómicos, Calasparra vuelve poco a poco a la normalidad. El martes se vivieron los momentos más destacados de toda la programación con el desfile medieval, en el que destacó la participación de una representación de la Orden de San Juan de Caravaca de la Cruz, así como la incorporación, si cabe, de un mayor número de caballos que hicieron más vistoso el desfile, al que se sumaron también un buen número de niños.
El desfile, formado por las diferentes órdenes militares, los reyes cristianos, el clero, gremios y grupos de la época, concluyó en el Templo de San Pedro, en la Plaza de la Constitución, donde un año más se desarrolló la representación teatral del acto de la Donación de Calasparra a la Orden de San Juan de Jerusalén por Sancho IV, hecho acaecido en 1289.
De nuevo el grupo de teatro El Molinico se encargaba de trasladarnos en el tiempo para ser testigos de este acontecimiento fundamental de nuestra historia.
Una vez terminada la representación, Jesús Navarro, alcalde de la Villa, anunciaba a los tres premiados este año con las llaves de Calasparra, María Moreno Moya, Fernando Gómez Martínez y José Martínez Casas. Fue el momento más entrañable y sentido de la noche, ya que tanto Fernando como José, María no se encontraba aquí y recogió el premio su hermano, dirigieron unas sinceras y emocionadas palabras a los asistentes. Palabras de agradecimiento, para sus familias y amigos, sus mentores y profesores, para el Ayuntamiento, y para el pueblo en general.
Un pueblo que, por otra parte, se lanzó a la calle para presenciar el desfile y la representación y que durante estos cinco días ha vibrado con los festejos que arrancaban el pasado viernes 5 de junio con la cena medieval.
Atrás quedan el concierto inicio de la gira de Rosana, para el que se concentraron en Calasparra un importante número de medios de comunicación, llegados incluso de Cuba o Méjico. Rosana, que no defraudó a su público, ofreció algo especial en Calasparra. También queda atrás el estreno en la localidad del film el Agua de la Vida, con la presencia de su director, Juan Manuel Chumilla Carbajosa, y los productores, que recogían de manos de Jesús Navarro una figura del Arrocero como agradecimiento.
Y cómo no, el mercado medieval, instalado en el centro del municipio, y que ha sido el punto de encuentro de estos días, especialmente de los más pequeños que se han divertido y aprendido en el rincón infantil.
Atrás quedan, por lo tanto, estos festejos que, en esta su tercera edición, ya se puede decir, se han consagrado y afianzado como otra cita más, quizá de las más importantes, del calendario festivo de Calasparra y para la que habrá que ir haciendo hueco en nuestra agenda para las sucesivas ediciones, así que ¡hasta el año que viene!
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Reportaje fotográfico Mª José Gomariz
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