Hoy se celebra el Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía, cuyo lema es "Los bosques mantienen activas las tierras secas" con el que la ONU ha querido hacer una relación directa ente esta celebración y la conmemoración, durante todo el 2011, del Año Internacional de los Bosques.
Las tierras secas, que constituyen casi una cuarta parte de la superficie del planeta según la ONU, representan el 44% de los ecosistemas de cultivo y son el hogar de más de 2.000 millones de personas y del 50% del ganado mundial.
La desertificación es una ruptura del equilibrio entre el sistema de recursos naturales y el sistema socioeconómico que los explota. Este fenómeno afecta actualmente a 110 países, a más de mil millones de personas y provoca, cada año, la pérdida de seis millones de hectáreas de tierra productiva.
El problema es especialmente agudo en África, donde 325 millones de habitantes viven en condiciones de extrema pobreza en las regiones áridas. Según datos de la ONU, el suelo que se pierde cada año podría producir 20 millones de toneladas de grano, y las consecuencias de la desertificación representan una pérdida de ingresos anual de 42.000 millones de dólares. La degradación de los suelos implica graves consecuencias ambientales que afectan, de forma directa, a la población de esos lugares, en forma de pobreza, hambre y migración forzada.
La desertificación se inicia con la tala de la vegetación, lo que significa que "los bosques son el primer paso hacia la curación de las tierras secas", ha señalado el secretario de la Convención de la ONU Lucha contra la Desertificación, Luc Gnacadja.
En un llamamiento a la comunidad internacional el pasado mes de febrero, Gnacadja declaró: "si cada uno de nosotros se compromete a plantar un árbol en una zona degradada, y consigue que el árbol sobreviva un año, habría más de dos millones de árboles que permitirían, a los bosques de las tierras secas, mantener el territorio vivo y prestar servicio a las generaciones presentes y futuras".
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