Era verano, era julio y hacía calor. En el trayecto de Port-Lligat hacia Calasparra se fue Emilio Pérez Piñero, en su coche rojo. Había cenado con Gala, Dalí y Marc Lacroix, fotógrafo de Dalí por aquella época. Habían compartido mesa y sueños. Con Gala, espíritu innovador y motivador al que Emilio tenía gran aprecio. Con Marc, el fotógrafo de los dos genios, como demuestra la foto que les realizó en la Torre Eiffel a través de una puesta en escena premeditada: debajo de la obra del “arquitecto del metal”, Gustav Eiffel, se muestra la obra vidriera hipercúbica del “arquitecto transparente”. Y por último Dalí, con el que mantenía una relación de trabajo originada por la construcción de la cúpula de su Museo en Figueras, pero desde el mismo día en que se conocieron surgió la amistad y la creación de proyectos conjuntos. El “feeling” fue instantáneo.
Le gustaba vivir rápido. Su niñez de posguerra transcurrió en el barrio de San Pedro de Calasparra, entre las casas de sus abuelos paternos y maternos, bajo el cuidado de su hermano mayor José María.
Le gustaba dibujar, pintar (como a su tío Miguel) y tallar la madera. Cuentan sus amigos que cogía una navaja y de un trozo de madera hacía una figura, como el crucifijo que le regaló a su madre. Tal vez por la escasez de juguetes y diversión de esta época, o porque ya en él corría el espíritu creador, se construía sus propios juguetes, sobre todo aviones que volaban o como todos los niños, creía que volaban. También le gustaba leer tebeos como los de aquella época: El superhombre, El Ciclón.
Le gustaba bañarse en nuestro Río Segura, aunque los de la capital no se puedan creer que los calasparreños nos bañamos en él, o en las balsas de La Daya.
Rápido terminó su carrera de Arquitectura, aunque él quería estudiar Bellas Artes. Antes de terminar 4º curso ya recibe el Premio de la UNIÓN INTERNACIONAL DE ARQUITECTOS, en 1961. Y rápido concluyó su licenciatura. En los diez años que transcurren hasta su muerte vivió y trabajo rápido, como comprobamos si enumeramos los diversos proyectos que atesoró y los premios que recibió, tanto nacionales como internacionales.
Trabajaba rápido. En algunos estudios sobre Pérez Piñero se ha dicho que sus proyectos y planos no tenían las suficientes anotaciones para su posterior desarrollo y puede que sea así, pero porque el genio de Emilio no lo dejaba. Tenía una “imagen-fuerza” que era la que lo guiaba y hacía todo lo demás secundario, contando con el talento de su hermano José María, como gran ingeniero que era.
Nunca abandonó Calasparra, siempre contó con sus amigos y coetáneos para realizar sus estructuras. Fueron muchos los artesanos que le ayudaron en su andadura y que compartieron con él vivencias y trabajo: Paco de la Sastra, El Ramalles, Périco el Gordo, Diego Donate, José el Puli, Paco el Minero…
Ahora no voy a hablar de todas sus obras, eso será en un capítulo aparte en el blog ESTRUCTUR-ART que se hará público el 27 de agosto de 2012, en un acto organizado por la Concejalía de Educación de Calasparra. Es el momento de ofrecer imágenes de las estructuras que perviven en nuestros días y que continúan alimentando a otras mentes y otros genios futuros.
Manuela Sevilla Arnao
Calasparra, 8 de julio de 2012
Fotos:
*Aquí lo vemos bañándose en la playa del Río Segura a su paso por el Santuario, es el joven que se encuentra en el centro de la foto, detrás del niño que está girado. Esta entrañable imagen, inédita hasta ahora, se la debemos a Antonio Moreno López, “Piroña”, quien nos la ha cedido.
*Autorretrato, 1953 Fundación Pérez Piñero
*Cúpula geodésica del Teatro-Museo Dalí
WhatsApp Ayuntamiento