Decenas de vecinos arroparon este domingo a la imagen del Ecce-Homo que era trasladada a su ermita tras la Semana Santa. Se volvían a repetir las imágenes tradicionales durante el traslado. Parada en la casa de María Moya, que durante muchos años se encargara del arreglo de la imagen, parada también obligada en la casa de la familia Lozano, y en la Puerta de la Esperanza de la iglesia de la Merced. Tras volver a cruzar el río Argos, el Ecce-Homo llegaba a su ermita donde era oficiada una misa huertana acompañada por los cantes y bailes de la rondalla de Calasparra. Con el Ecce-Homo ya en su ermita, el día transcurrió en tono festivo.
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