El Auditorio Cine Rosales de Calasparra acogía anoche una nueva edición del Festival Internacional de Folklore Villa de Calasparra, y ya van 21ª ediciones. Dentro de la programación de Feria y Fiestas, el Ayuntamiento de Calasparra volvía a programar esta cita que ya se ha convertido en una de las más atractivas y sugerentes de la programación de noche de la feria de septiembre.
La Rondalla del Club de la Tercera Edad y su grupo de baile, a pesar de su larga trayectoria (comienzos de la década de los ochenta), volvió a sorprender al público con nuevos cantes y bailes. Siguiendo con la labor de conservación, difusión y documentación que llevan a cabo, el conjunto folklórico estrenaba la Jota de la Uva, una jota de tradición manchega, y una Malagueña Cifrada con pasos más vigorosos y nueva letra escrita por Josefa Moya Llorente y Antonia Martínez Llorente, basada en una Malagueña que Ana María Llorente Puerta aprendió en su juventud y que cuenta con elementos del folklore de Cieza, Bullas y Calasparra. La «Malagueña de la chacha Ana María» fue una de las sorpresas de la noche en la que no faltaron las nuevas coreografías realizadas por Fina Abril ni la voz de Josefa «la del Clavijo». El grupo animó la velada con Malagueñas de Calasparra, Pardisca Cruzadas, Gandulas, Manchegas Boleras y Sevillanas, entre otros bailes y cantes de la tradición murciana.
Tras la entrega de recuerdos a los grupos participantes en el Festival 2018 por parte de la edil de Cultura, Teresa García, la velada continuó con los ritmos frenéticos y espectaculares del grupo senegalés Jammu.
Emocionante, exótico y sensacional fue el espectáculo que el grupo senegalés puso sobre el escenario del Auditorio Cine Rosales de Calasparra y con el que asombró al público
Los artistas del Ballet Folklórico Jammu nos trasladaron al corazón de África con sus sonidos, ritmos y colores. Un sobrecogedor espectáculo con el que mostraron al público danzas tradicionales del Senegal pero también coreografías con elementos de danza contemporánea. Sus impresionantes danzas combinan movimientos llenos de energía con una espectacular acrobacia, basadas en el ritmo Mbalax. Este ritmo se obtiene con los tambores Sabar, utilizados durante siglos por la etnia Wolof del Senegal.
Los tambores Sabar tocan varios ritmos que tienen distintos nombres en wolof: el mbalax, el kaolak, el thiebou dieun y el baaram’baye. El Sabar es un baile popular, bailado en bodas, celebraciones o fiestas de la comunidad. La danza es competitiva y creativa, durante un baile Sabar, los participantes forman un gran círculo, mientras que los individuos o parejas de bailarines se colocan en el centro del círculo para mostrar sus mejores movimientos. Este tipo de danza se caracteriza por los saltos, los movimientos bruscos de las piernas combinado con acentuados movimientos pélvicos. Los bailarines doblan su torso y marcan el ritmo con los pies pisando el suelo fuertemente. Un espectáculo sorprendente que puso al público calasparreño en pie.
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